EL PUENTE
No siempre las cosas son como parecen. Su jefa no le había hecho ningún encargo especial, él no había decidido quedarse con nada que no fuera suyo y, sin embargo, se veía destinado a una condena similar...similar a la de ella. En algún lugar escuchó que el destino nos da las cartas y nosotros tenemos que jugar la partida. La certeza de su final era evidente pero una luz le invitaba a cambiarlo. ¿Por qué no irse directamente al origen de sus males? ¿Debería acercarse al viejo de la ventana? ¿Y si estaba en una mecedora y no le respondía? -Buenas noches, caballero -comentó la bella camarera...
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