"El príncipe de la niebla"
En ocasiones, la literatura infantil y juvenil, en apariencia, no es otra cosa que un recuerdo para los adultos. Recuerdo de aquello que llevamos dentro, de aquello que asoma a nuestro interior y no queremos ver. Que un padre huya con su familia de una guerra, sea la que sea, es algo normal. Que cambiemos de hogar, también. Que nos sigan los nuestros, no nos queda más remedio. Cuando ocupamos una residencia que ya ha sufrido la impronta de otra familia, puede que suframos las consecuencias de ello. Pero más si nos involucramos en una historia de ida y vuelta, casi como aquella que escribió Jardiel Poncela pero no con marido sino con hijo. Amor, deseo, pasión, venganza...incluso ese mito de vender el alma al diablo, en este caso, por una mujer... y no tu alma sino el de tu primer hijo...Tenemos que saber que todo tiene un precio, que nadie nos regala nada...que antes o después...tenemos que pagar por ello, y que cuanto más tardemos en pagar, más cara será la deuda. Esta justicia natural que la vida tiene con nosotros tiene un reflejo real en una historia que pudo ser verdad, al menos en parte, y seguro que en todo, en la mente del autor y de todo aquel que sea capaz de reconocer a ese Caín que se encuentra, implacable, detrás de todos nosotros...
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